Dolor menstrual y exceso de sangrado: cuando lo que crees normal no lo es


1. La falsa normalidad: vivir con dolor cada mes no es normal

Durante generaciones, las mujeres han aprendido a convivir con el dolor menstrual como si fuera una parte inevitable de ser mujer. Frases como “es normal que duela”, “a todas nos pasa” o “aguántate, ya se pasará” se han repetido tanto que se han convertido en verdades asumidas.

Pero no lo son.

La regla no debería doler. Debería molestar, y nada más.

Molestar significa que notas el cambio hormonal, que puedes sentir cierta incomodidad, algo de pesadez o sensibilidad. Duele cuando hay algo más: un desequilibrio, una inflamación o un problema de base que no se ha detectado ni tratado.

En Therapeutes lo vemos cada semana: mujeres que viven con dolor incapacitante, que se medican cada ciclo, que pierden días de trabajo o tienen que quedarse en cama porque el dolor las supera. Y lo más preocupante es que muchas lo asumen como normal.

No lo es.

El dolor menstrual intenso, el exceso de sangrado, los cambios bruscos de humor o los atracones antes o durante la regla son señales de alerta. Indican que tu cuerpo no está gestionando el ciclo como debería.


2. Qué es un ciclo normal y cuándo preocuparte

Cada mujer es diferente, pero existen algunos parámetros que nos ayudan a distinguir entre lo normal y lo que debería valorarse.

Un ciclo menstrual saludable debería tener:

  • Una duración entre 24 y 35 días.
  • Un sangrado de 3 a 5 días, no excesivo.
  • Molestias leves o moderadas los primeros días.
  • Cambios de humor suaves, no extremos.

Si mes tras mes tu ciclo viene acompañado de dolor que te invalida, sangrados que te obligan a cambiar de compresa o tampón cada hora, coágulos grandes, irritabilidad extrema, fatiga o atracones de comida, eso no es normal.

Los síntomas que deberían hacerte consultar:

  • Dolor que te impide hacer vida normal.
  • Dolor pélvico que aparece antes de la regla y se mantiene después.
  • Sangrados muy abundantes o prolongados.
  • Mareos, fatiga o palidez (posible déficit de hierro).
  • Hinchazón, estreñimiento o diarrea coincidiendo con el ciclo.
  • Cambios de humor extremos o ansiedad premenstrual intensa.

Estos síntomas pueden indicar desde un síndrome premenstrual severo hasta condiciones más específicas como endometriosis, ovario poliquístico o dismenorrea. Pero incluso sin patología, un dolor excesivo es un signo de que algo en tu organismo no está funcionando bien.


3. Por qué duele tanto: una visión desde la PNI

Desde la psiconeuroinmunología (PNI) entendemos el cuerpo como un sistema interconectado. Cuando algo se desajusta —una hormona, una bacteria intestinal, una respuesta inflamatoria o una emoción sostenida— el equilibrio se rompe.

El dolor menstrual suele tener múltiples causas:

a) Inflamación crónica de bajo grado

Un estilo de vida con exceso de azúcar, ultraprocesados, falta de sueño o estrés genera inflamación interna. Esa inflamación aumenta la producción de prostaglandinas, sustancias que, en exceso, provocan contracciones uterinas dolorosas.

b) Disbiosis intestinal

El intestino y los ovarios están conectados. Una microbiota alterada puede dificultar la eliminación de estrógenos y aumentar el dolor y la retención de líquidos.

c) Déficit de micronutrientes

Bajos niveles de hierro, magnesio, vitamina D o omega-3 agravan los síntomas del ciclo. El magnesio, por ejemplo, ayuda a relajar la musculatura y reducir el dolor.

d) Estrés emocional y mental

El estrés continuo altera el eje hipotálamo–hipófisis–ovario, generando desajustes hormonales. Por eso no es raro que mujeres con altos niveles de exigencia o estrés laboral sufran reglas más dolorosas o irregulares.

e) Falta de movimiento físico

El sedentarismo afecta a la circulación, al metabolismo y al equilibrio hormonal. El movimiento regula las hormonas y mejora la función del sistema nervioso y del sistema linfático, ambos claves para un ciclo saludable.

En resumen: el dolor menstrual no aparece porque sí. Es la forma en la que el cuerpo te dice que necesita equilibrio.


4. Lo que puedes hacer para aliviar el dolor (sin medicación)

No todo se resuelve con una pastilla. De hecho, el uso repetido de antiinflamatorios o analgésicos puede aliviar el dolor puntual, pero no corrige la causa. Lo que el cuerpo necesita es una intervención más global, sostenida y personalizada.


Alimentación antiinflamatoria

  • Reduce azúcares, harinas refinadas y alcohol. Son los mayores potenciadores de inflamación.
  • Aumenta frutas, verduras, pescado azul y grasas saludables. Favorecen la producción de prostaglandinas antiinflamatorias.
  • Evita ultraprocesados. Si viene en un paquete y tiene más de cinco ingredientes, no es buena idea comerlo cada día.
  • Cuida tu microbiota. Incluye alimentos fermentados (kéfir, yogur natural, chucrut) y fibra soluble (avena, plátano, legumbres).


Movimiento y ejercicio

No se trata de “machacarte” en el gimnasio, sino de moverte de forma regular.

El ejercicio moderado ayuda a equilibrar las hormonas, liberar endorfinas y reducir el dolor menstrual.

Caminar, hacer pilates o yoga son excelentes opciones.


Descanso y gestión del estrés

Dormir mal altera las hormonas y aumenta la sensibilidad al dolor.

Trata de dormir entre 7 y 8 horas.

Prueba técnicas sencillas de relajación, respiración profunda o mindfulness.


Suplementación con criterio

A veces es útil valorar, bajo supervisión profesional, el uso de suplementos de magnesio, omega-3 o vitamina D, que pueden reducir la inflamación y el dolor.


Escucha tu cuerpo

No ignores el cansancio, los cambios de humor o los antojos compulsivos. Todos son mensajes. Escucharlos a tiempo puede evitar que el problema se agrave.


5. Cuándo acudir al profesional

Si cada mes tu ciclo te limita, te obliga a faltar al trabajo o a depender de la medicación, ha llegado el momento de buscar ayuda.

En Therapeutes abordamos el dolor menstrual desde la raíz.

No recetamos una pastilla para cada síntoma, sino que analizamos qué está provocando ese dolor y diseñamos un plan adaptado a cada mujer.

Nuestro enfoque combina:

  • PNI clínica, para identificar desequilibrios hormonales, digestivos y emocionales.
  • Nutrición funcional, ajustando la alimentación a tu caso concreto.
  • Entrenamiento adaptado, para mejorar la circulación, la fuerza y la regulación hormonal.
  • Apoyo psicológico, cuando el estrés o los hábitos emocionales influyen.

El objetivo no es solo que tu regla duela menos, sino que vivas mejor tu ciclo, sin miedo ni limitaciones.

El cuerpo femenino no está diseñado para sufrir cada mes. El dolor menstrual no es una condena ni una casualidad: es una señal. Y en el momento en que la escuchas y la trabajas, el cambio se nota.


Conclusión

La regla puede molestar, sí.

Puede generar incomodidad, pesadez o sensibilidad.

Pero no debería doler hasta invalidarte, ni obligarte a medicarte cada mes.

Si lo hace, no es normal.

Es una señal de que algo está desequilibrado en tu cuerpo.

Y ese desequilibrio puede corregirse.

Con una alimentación adecuada, un estilo de vida saludable y un acompañamiento profesional, el dolor menstrual deja de ser un castigo y se convierte en un indicador de bienestar.

En Therapeutes, nuestro trabajo no consiste en apagar el dolor, sino en ayudarte a entender por qué aparece y qué puedes hacer para que desaparezca desde la raíz.

Tu ciclo menstrual no debería limitarte, ni marcar tu calendario con miedo o resignación.

Empieza hoy a escucharte, a cuidarte y a sanar.


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