1. El dolor de espalda: común, pero no normal
El dato es impactante: el 84% de la población sufrirá dolor de espalda en algún momento de su vida. Estamos hablando de la dolencia musculoesquelética más común en el mundo. Da igual la edad, el sexo o el estilo de vida: casi todo el mundo experimenta en algún momento dolor lumbar, dorsal o cervical.
Y aquí surge el primer error de percepción: que algo sea común no significa que sea normal. Lo común es que muchas personas a tu alrededor se quejen de su espalda. Lo normal sería que pudieras moverte sin miedo, sin limitaciones y sin molestias crónicas.
Aceptar el dolor de espalda como si fuera inevitable es resignarse a una vida con menos libertad y menos salud. Y esa resignación es peligrosa, porque lo que empieza como una molestia puntual puede convertirse en un dolor crónico que afecte a tu trabajo, a tu descanso y a tu estado de ánimo.
En Therapeutes lo escuchamos constantemente: “Claro, me duele porque ya tengo 40”, “es normal, todo el mundo tiene dolor lumbar”. No, no es normal. Es un problema de salud. Y como tal, necesita una solución.
2. Dolor no siempre significa daño
Uno de los mitos más extendidos sobre el dolor de espalda es pensar que dolor = lesión. La realidad es mucho más compleja.
El dolor es un sistema de alarma del cerebro. Su función es protegerte, anticipando que cierto movimiento podría ser peligroso. Es decir, muchas veces duele no porque haya un daño real en los tejidos, sino porque tu sistema nervioso interpreta que podría haberlo.
Esto explica por qué tantas personas tienen dolor de espalda crónico mientras que sus pruebas médicas no muestran nada significativo. Y también por qué hay personas con desgaste evidente en una resonancia que apenas sienten molestias.
El dolor no siempre está relacionado con el daño estructural. Con frecuencia está más vinculado a la debilidad muscular, al estrés, a la falta de movimiento o incluso a la interpretación que el cerebro hace de las señales corporales.
Lo positivo de esta visión es que abre la puerta a soluciones: si el dolor lumbar no siempre implica lesión, significa que se puede revertir fortaleciendo el cuerpo y recuperando la confianza en el movimiento.
3. Mitos sobre el dolor de espalda que te frenan
El motivo por el que muchas personas conviven con dolor lumbar sin buscar soluciones reales tiene que ver con creencias equivocadas. Vamos a desmontar las más frecuentes:
- “El dolor de espalda es cosa de la edad.” No es cierto. Es verdad que con los años el cuerpo cambia, pero sentir dolor crónico no es una consecuencia inevitable de cumplir años. Personas de 60 o 70 años que entrenan adecuadamente viven sin dolor.
- “Lo mejor es el reposo.” El reposo prolongado no cura: empeora. Al dejar de moverte, los músculos se debilitan y la rigidez aumenta. La clave está en el movimiento seguro y progresivo, no en quedarse quieto.
- “Con medicación se pasa.” Los analgésicos solo enmascaran el síntoma durante unas horas. No solucionan el origen del dolor. Además, un consumo excesivo de pastillas puede generar efectos secundarios y dependencia.
- “Si duele mucho, tiene que ser grave.” La intensidad del dolor no siempre está relacionada con la gravedad de la lesión. Puedes tener una molestia leve con un daño estructural importante, o dolor intenso sin lesión visible.
- “Siempre tendré dolor, es mi cruz.” Tampoco es cierto. El dolor lumbar recurrente se puede trabajar y mejorar con un abordaje adecuado. Resignarse solo garantiza que siga presente.
Romper estos mitos es fundamental. Mientras sigas creyendo que el dolor es normal, que solo se soluciona con reposo o que la edad lo justifica, no darás el paso hacia una solución real.
4. El dolor como señal de debilidad (y de envejecimiento prematuro)
Cuando el dolor lumbar aparece sin un golpe ni un accidente, muchas veces es la manifestación de algo más profundo: debilidad muscular y falta de movimiento.
El cuerpo humano está diseñado para moverse. Saltar, correr, agacharse, trepar, girar. Si dejamos de hacerlo, perdemos capacidad. Y cuando perdemos capacidad, el dolor aparece como recordatorio.
La debilidad no solo causa molestias. Causa limitaciones funcionales: dejar de correr detrás de tus hijos, de cargar bolsas sin miedo o de levantarte de una silla con facilidad. Cosas que podrías hacer a tu edad pero que el dolor te impide.
Ese proceso se llama envejecimiento prematuro. Tener 45 años y no poder saltar o trepar no es normal: es un signo de que el cuerpo se ha debilitado antes de tiempo.
Desde la PNI, el dolor crónico se entiende como parte de un círculo vicioso: dolor → menos movimiento → más debilidad → más dolor. Romper ese círculo implica devolverle al cuerpo la fuerza que ha perdido.
5. Del problema a la solución: cómo trabajamos en Therapeutes
El dolor de espalda es común, pero no normal. Y como problema de salud, debe tener solución.
En Therapeutes abordamos el dolor lumbar desde un enfoque integral. Nuestro objetivo no es “tapar” el dolor, sino corregir la causa real.
- Grupos de readaptación. Para quienes llegan con dolencias específicas (escoliosis, hernias, lesiones previas). Evaluamos el estado físico y adaptamos el trabajo a sus necesidades.
- Entreno activo. Para personas que quieren mejorar su condición física y ganar salud general. Grupos reducidos, supervisión constante, adaptaciones al nivel de cada participante.
- Pilates terapéutico. Ideal para mejorar la movilidad, la postura y la fuerza abdominal, además de reducir el estrés.
En todos los casos, el punto en común es el mismo: grupos pequeños, atención personalizada y un enfoque centrado en la salud, no en la competición.
6. Recomendaciones para el día a día: cómo cuidar tu espalda sin gimnasio
Quizá aún no estés listo para entrenar, o quieras empezar por tu cuenta con cambios sencillos en tu rutina. Hay muchas cosas que puedes hacer en tu día a día para aliviar tu espalda y prevenir molestias.
Consejos prácticos que marcan la diferencia:
- Muévete cada hora. El verdadero enemigo no es el esfuerzo, sino la inactividad. Si trabajas sentado, ponte de pie, camina y estira con frecuencia.
- Ergonomía en el trabajo. Coloca la pantalla a la altura de los ojos, apoya bien los pies, cambia de postura con regularidad.
- No te obsesiones con estar recto. Mantener la espalda rígida todo el día genera tensión. Es mejor moverse y variar posiciones.
- Camina cada día. Caminar 30 minutos fortalece la musculatura y activa la circulación.
- Cuida tu descanso. Un colchón en buen estado y una almohada adecuada son fundamentales para que la espalda se recupere.
- Respira mejor. La respiración abdominal relaja la zona lumbar y reduce la tensión acumulada.
- Carga peso con sentido común. Flexiona las rodillas, pega el objeto al cuerpo y evita giros bruscos.
- Controla tu peso corporal. El exceso de grasa abdominal es una carga extra para la espalda.
Estos hábitos son un gran punto de partida. Pero hay que ser sinceros: los cambios en el día a día ayudan, pero no sustituyen un trabajo profundo de fortalecimiento.
Conclusión
El dolor de espalda es tan común que el 84% de la población lo sufrirá en algún momento. Pero no por ello es normal. Es un problema de salud, una señal de debilidad y de envejecimiento prematuro.
Puedes empezar a cuidarte con hábitos sencillos: moverte más, cuidar tu postura, dormir mejor. Pero si el dolor es recurrente, si limita tu vida o si quieres recuperar tu fuerza y tu libertad de movimiento, la solución real pasa por un plan de entrenamiento adaptado.
En Therapeutes te ofrecemos ese plan. Grupos reducidos, profesionales especializados y un ambiente pensado para la salud, no para la competición.
El dolor no tiene por qué acompañarte siempre. Hoy puedes empezar a cambiarlo.
Quiero dejar de tener dolor de espalda
¿Te duele la espalda? Al 84% de la población también