Lavado nasal en niños: cómo, cuándo y con qué hacerlo sin riesgos


1. Por qué los lavados nasales son importantes

Si eres padre o madre, seguramente ya has escuchado esta frase en la consulta del pediatra:

“Hazle lavados nasales.”

Y a veces lo dicen con tanta naturalidad que parece algo evidente. Pero cuando llegas a casa y ves a tu hijo revolverse en cuanto se acerca el suero, surgen todas las dudas:

¿Lo estoy haciendo bien? ¿Cada cuánto hay que hacerlo? ¿Y si le hago daño?

Tranquilo. Estas dudas son más comunes de lo que crees.

El lavado nasal es una práctica sencilla y muy eficaz para ayudar a tu hijo a respirar mejor, prevenir infecciones y mejorar el descanso. Su función es limpiar las fosas nasales eliminando moco, polvo, alérgenos o gérmenes.

¿Por qué es tan importante?

Porque los niños, sobre todo los más pequeños, no saben sonarse la nariz correctamente. Sus vías respiratorias son más estrechas, y cuando hay mocos o congestión, respiran mal, duermen peor y comen con dificultad.

Un buen lavado nasal mejora la oxigenación, reduce el riesgo de otitis y sinusitis, y, en bebés, facilita la alimentación.

No es una moda ni una manía de los pediatras: es una herramienta de salud respiratoria muy útil… siempre que se haga bien.


2. Cuándo hacer un lavado nasal

Aquí no hay una regla universal, pero sí unas pautas generales según la situación:


a) En bebés y niños pequeños

  • Cuando hay mucosidad visible o dificultad para respirar.
  • Antes de las tomas o comidas. Si el bebé está congestionado, le costará mamar o comer.
  • Antes de dormir. Dormir con la nariz despejada mejora la calidad del sueño.


b) En niños mayores

  • Durante resfriados o alergias. El lavado ayuda a arrastrar virus, bacterias y partículas.
  • Después de jugar al aire libre o en lugares con polvo o polen.
  • En caso de mocos persistentes o tos nocturna.


c) En prevención

También puede hacerse como mantenimiento en épocas de resfriados frecuentes o en niños con tendencia a la congestión. En estos casos, 1 lavado diario suave puede ser suficiente.

Lo importante es no convertirlo en una obligación ni en una tortura. El lavado nasal debe ser un gesto natural de higiene, no un momento de lucha con el niño.


3. Cómo hacerlo correctamente y con qué productos

Esta es la parte que más dudas genera. Hay mil vídeos, mil opiniones y mil productos diferentes.

Vamos a simplificarlo.


a) Qué productos usar

El protagonista del lavado nasal es el suero fisiológico (solución salina al 0,9%).

Puedes encontrarlo en varios formatos:

  • Monodosis: pequeños envases de un solo uso, ideales para bebés y niños pequeños.
  • Sprays nasales de baja presión o ducha Nasal: más cómodos para niños mayores.
  • Irrigadores nasales: útiles en casos de mocos espesos, pero requieren técnica.

Según la edad, unos son más adecuados que otros:


Edad del niño Formato recomendado Frecuencia orientativa
0–6 meses Aluned
Spray Sol.
1–2 veces al día o según congestión


6 meses–3 años Spray Sol
Aluned
Ducha Nasal
1–3 veces al día


+3 años Ducha nasal 1–2 veces al día según necesidad

Tip: los dispositivos de arrastre como las olivas Nasales, son muy efectivos, siempre y cuando sepas realizar de forma adecuada la técnica de limpieza nasal. En cambio dispositivos como Aluned o Spray Sol pulverizan las partículas haciendo que sean mas seguros para uso en casa.

No es tan importante la marca o la técnica exacta como hacerlo con seguridad y sin miedo.


b) Cómo hacerlo paso a paso

En bebés:

  1. Coloca al bebé SIEMPRE incorporado hacia delante nunca de lado.
  2. Introduce suavemente la punta del dispositivo o la oliva nasal en el orificio superior (el que queda arriba).
  3. Aplica el suero de forma continua pero suave.
  4. Espera unos segundos y deja que el líquido salga por el otro orificio o por la boca.
  5. Limpia con una gasa o pañuelo y repite del otro lado.

En niños mayores:

  1. Sentado o de pie, con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado.
  2. Aplica el suero en la fosa nasal superior.
  3. Pide al niño que respire por la boca y no trague durante el proceso.
  4. Deja que el suero salga por la otra fosa o por la boca.
  5. Limpia y repite al otro lado.

👉 Consejo: hazlo antes del baño o de la ducha. El vapor ayuda a ablandar la mucosidad y facilita la limpieza.


4. Errores frecuentes y riesgos

El lavado nasal es seguro, pero hay que hacerlo con sentido común.

Estos son los errores más comunes (y cómo evitarlos):

  • Usar demasiada fuerza o presión. No por aplicar más fuerza el lavado es más eficaz. Al contrario: puedes irritar la mucosa o causar molestias.
  • Mala posición del niño. Si el niño está boca arriba y aplicas el suero directamente hacia dentro, el líquido puede pasar al oído medio. Por eso siempre se recomienda hacerlo con la cabeza inclinada hacia delante.
  • Usar agua del grifo o sueros caseros. El agua del grifo no es estéril. Solo debe usarse suero fisiológico o soluciones salinas preparadas.
  • Exceso de lavados. Hacerlos cada hora o varias veces al día sin necesidad puede resecar la mucosa nasal y provocar pequeñas heridas o sangrados.
  • Reutilizar monodosis o envases. Una vez abiertos, los envases pierden esterilidad. Usa uno nuevo cada vez.

Y el miedo clásico de muchos padres:

“¿Y si le daño la nariz?”

El riesgo real está en no hacerlo: dejar que el moco se acumule puede generar infecciones, tos persistente o incluso otitis.

No, no le vas a hacer daño la nariz si lo haces con un producto adecuado y una presión moderada.

Los dispositivos actuales están diseñados con sistemas de seguridad para evitar lesiones.

Pero si tienes dudas, podemos ayudarte.


5. Cuándo acudir a consulta

El lavado nasal es una herramienta útil, pero no soluciona todos los problemas. Hay veces en que la congestión o los mocos son solo el síntoma de algo más.

Conviene acudir a un profesional si:

  • La congestión dura más de 10–14 días.
  • Hay fiebre o dolor de oído.
  • El niño tiene dificultad para respirar o ronca mucho.
  • El moco es verdoso, espeso o con mal olor.
  • El niño sangra con frecuencia por la nariz.

En Therapeutes, valoramos cada caso de forma individual.

A veces el problema no está en la nariz, sino en un proceso inflamatorio, alergias, déficit inmunitario o alteración digestiva.

Nuestros profesionales pueden enseñarte la técnica correcta de lavado, recomendar el dispositivo más adecuado para la edad de tu hijo y tratar la causa real de la congestión.


Conclusión

El lavado nasal es una práctica sencilla, segura y muy eficaz para cuidar la salud respiratoria de los niños.

Pero solo si se hace con conocimiento, sin miedo y sin exceso.

No hay una única técnica perfecta: lo importante es hacerlo con suavidad, con productos seguros y con la frecuencia adecuada.

Recuerda que Aluned y Spray Sol son dos opciones con buena seguridad para uso familiar, especialmente si te da respeto aplicar presión.

Tu hijo respira por la nariz más de 20.000 veces al día. Mantener esas vías despejadas no solo mejora su respiración, también su descanso, su alimentación y su bienestar general.

Y si tienes dudas, si el moco no se va o si cada resfriado se complica, no te quedes con la duda. A veces un buen lavado ayuda… y otras veces lo que se necesita es una valoración completa.


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